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Foto del escritorMariana Lazo

Obsequio navideño 2018

Actualizado: 1 may 2020

Desde el pasado año, en esta época suelo hacer un regalito, uno que vaya más allá de los objetos, y justo a mí me gusta obsequiar palabras. Querida alma amiga, aquí te lo dejo…

Sueña alto, sueña bonito. Atrévete. Solo tú construyes lo que quieres, si lo quieres lo suficiente y te mantienes concentrado. De los engranajes, el Universo se encargará de ponerlo en marcha en el preciso instante en el que des la orden, y te la creas. Estate atenta/o, con los ojos abiertos y las antenas receptivas, porque puede serlo todo, lo más bonito e imaginado, o puede ser lo otro... aquello que has decidido construir piedra a piedra para una lección. Al fin de cuentas, el Universo es pura magia y puro amor puestas a tu servicio. Al servicio de crecer más y mejor. Pero eres tú quien remonta la cometa, y qué tan lejos vueles, dependerá exclusivamente de cuánto hilo estés dispuesta/o a soltar. Y si los vientos son fortuitos, (que siempre lo serán si confías en ti lo suficiente) acabarán transformándose en los mejores años de tu vida.

Aún si esos sueños nunca sucedan, también serán los mejores años, porque nada está grabado en piedra, y quizás la vida los amolde de formas maravillosamente distintas, y sea más un mar, una ola y una espuma que un mineral tallado. Mientras lo atraes, bailotear feliz tras esa espuma que te enaltece y te despega, que te inspira a vivir y a la cual —si gustas— puedes llamar destino.

Al fin de cuentas es Navidad, y soñar no puede replegarse más en el calendario. Han caído ya las suficientes hojas y lluvias, han soplado ya los suficientes vientos y han abierto la cantidad precisa de flores, no hay necesidad de esperar más. La espera ha culminado y el llamado interior a observarte honesta y profundamente, no puede ser postergado. Ve en ti, qué es lo que ansías profundamente bajo las capas de tedio y vacío, de rutina y monotonía. Porque: ¿para qué son los sueños, sino para cumplirse? Y a veces lo hemos olvidado. Naciste para ellos y la vida te está esperando, no subestimes el poder de transformación que puede significar para tu vida, por muy pequeño que parezca. Ese mar está en ti rugiendo para que le escuches, o... lo que es igual, tú eres ese mar.

Rescátate del ruido por un ratito, y tómate el tiempo de preguntarte tu deseo profundo, ese que es sólo para ti, ese que hace a tu alma cantar, que da un sentido a tu vida, ese al que vas a decir sí este año, luego apúntatelo en un papelito y ponlo en el árbol navideño o guárdalo entre tus objetos preciados. Si aún no lo sabes; apúntate como deseo el llegar a conocerlo, el poder de las palabras lo atraerá hacia ti. Y luego, ya cuando el idilio de las fiestas haya pasado, trázate una aventura en pequeños o grandes pasos para llegar a él.


“Un viaje de mil millas, comienza con un primer paso.” Lao Tsé


Con amor,

ℳ𝒶𝓇

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No olvides de regalarte tiempo para escribir tu carta

Que el camino se alce para encontrarte

que el viento esté siempre a tus espaldas

que el sol brille cálido sobre tu rostro

que la lluvia caiga suavemente sobre tus campos

hasta que volvamos a encontrarnos,

que Dios te tenga en el hueco de su mano divina.

(Antigua bendición irlandesa)

 

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