Me encantan escribir artículos super largos, que reflexionen, plantean nuevos puntos de vista y herramientas, porque me parece que son muy aprovechable para tí que los lees.
Pero hace un tiempo empecé a reconocer que a veces mi creatividad viene concentrada en pildoritas (como las micropildoritas con Espíritu del podcast).
Hoy he querido creado este contenido para tí.
RESILIENCIA ha sido una de las palabras que he escogido para un proyecto de Escritura Curativa que traigo entre manos (y que en breves te estaré contando)...
He procurado escoger palabras que vibren alto, bonito. Y resiliencia ha llegado a mi campo energético, así que la he abrazado.
Sabes que me encanta indagar en el poder de las palabras. Así que he preparado este post para contarte de qué va y porqué me parece tan poderosa.
Indagando en el concepto
Lo curioso de ésta en particular es que surgió en un ambiente científico, específicamente dentro de la ecología —me sale la paisajista de adentro—, para referirse a una cualidad de los ecosistemas y luego fue adaptada por la psicología para describir el comportamiento de las personas. (¡He aquí una nueva comprobacion de cuánto nos inspira la naturaleza!).
Pero curiosamente antes de detenerme en repasar los significados establecidos, quise hacer una exploración intuitiva.
Y escribí:
Re - si - liente
Que en tí habita la capacidad de volver a decir sí como un valiente...
Esa fue la defini-ción (con «ción» de emoción) que me nació...
Ahora sí te cuento un poquito más de este término tan curioso...
En ecología se define como resiliencia a la capacidad de un ecosistema para regresar a las condiciones de funciones, procesos clave y servicios luego de una perturbación*. O la cualidad de responder o absorber a un tipo de perturbación. Los ecosistemas así son adaptables, flexibles, capaces de lidirar con el cambio.
*Se entiende como perturbación o disturbio a todo suceso que genera una modificación o destrucción rápida y en proporciones considerables de un ecosistema, alterando su estructura y sus función. Ejemplos de ellos pueden ser eventos extremos, como: sequías, inundaciones, incendios, volcanes e incluso acciones antrópicas (deforestación, agricultura, etc...).
Este punto es crucial, porque el hecho de que tome como referencia el restablecimiento de ciertos parámetros propios, no implica, que el ecosistema regrese a las condiciones iniciales exactas. Lo importante es que el sistema logre restablecer sus características estructurales.
En psicología el término fue adaptado más o menos en la misma década —los 70'— y se refiere a la capacidad de los individuos de adaptarse o sobreponerse a las condiciones sociales adversas o a los momentos vitales críticos y salir fortalecidos de ellas.
Aquí viene lo que no te contaron.
Lo curioso es que si bien solemos romantizar un montón la palabra, (comprobado porque cada vez está más de moda, sólo basta googlear y te saltarán un millón de artículos y videos del tema), el término esconde una incongruencia.
—Explícate, Mar —pensarás.
Vamos al meollo.
El término resiliencia significa: «volver a la normalidad». Viene del verbo en latín resilio, resilire, que significa "saltar hacia atrás, rebotar".
¿Dime tú, quién caraj*** vuelve a la «normalidad» luego de un quiebre o un evento de índole doloroso en su vida?
¿Qué es la «normalidad»?
¿Es acaso adaptarse o ajustarse a la norma? ¿Según quién? ¿La sociedad?
¿Qué es ser normal para los estándares sociales? ¿Volver a ser «útil» y «productivo»?
Necesitamos ser «inútiles» e «improductivos» para honrar lo que nos sucede, darnos tiempos y espacios para el crecimiento interior.
¡Me aventuro a decir que es un disparate la idea de volver a las misma condiciones anteriores!
Tal vez en escencia (sí, con sc, que no es lo msmo que la escencia del olor, hablo de la del Alma), pero no en la foma. Tal como sucede con los ecosistemas...
Y creo entender, que justamente lo que sucede es lo contrario.
Ya nunca volverás a ser el mismo, y eso es parte de la maravilla creativa de la vida, que nos moldea a su propio paso/arte. Y también nos da la inspiración para «hacer de nuestro dolor arte».
Atravesar la adversidad nos hace más fuerte, nos cambia la perspectiva de la vida (y con ello la forma de actuar frente al mundo), nos impulsa a cambiar, a ser asertivos y congruentes. Nos impulsa a aprovechar las circunstancias como oportunidades para crecer y alcanzar nuestro mayor potencial.
Aunque a veces conseguirlo pueda costar más de un intento (o implique golpear la cabeza contra la misma pared repetidamente).
Quizás sea posible alcanzar algo de esa «normalidad», sólo si actuamos como espera la norma y no como nuestro ser interior nos pide.
Si procuramos pasar rápidamente del duelo, evitamos confrontarnos con nuestras emociones, nos sedamos, anestesiamos, sometemos, acallamos... Sólo así lograremos vivir nuevamente en cierta «normalidad» como si nada hubiese pasado.
Al menos por un tiempo.
No creo que sea posible sostener un estado así infinitamente.
Claro, podemos arrastrarlo tanto tiempo como queramos, pero creo que tarde o temprano llega un día que dolerá tanto, que nos obligará a dejar un hueco entre las bambalinas del teatro que hemos montado, para sentirlo.
Puedes elegir dejar la armadura afuera, para meterte en el terreno cenagoso de las emociones y encontrarlo ahí [al dolor], esperando como si fuese el primer día, con sus grandes ojos negros, listo para increparte: «Has tardado, ¿acaso creíste que me iría?» Lee completo aquí...
De todas maneras, no suele utilizarse el término de acuerdo a su significado textual, sino según una definición mucho más empoderante y positiva. La de ser capaces de afrontar, superar e integrar los aprendizajes de estos momentos duros en la vida.
Pero al seguir indagando me encuentro con más cosas locas. Encuentro algunos sinónimos citados para referirse a la palabra y nuevamente ¡SHOCK!
Lee: «invulnerabilidad» y «resistencia».
A priori nada malo...
Pero te explico porqué no me convencen mucho.
Considero que invulnerable es el hombre de acero, ser humano implica vulnerabilidad.
Y aunque vayamos por ahí haciéndonos corazas, en el fondo hasta el Hombre de hojalata del Mago de Oz e Ironman, tienen algo de sensibles y humanos.
De hecho según mi propia experiencia vital, es la vulnerabilidad uno de nuestras más preciadas virtudes y dones. ¡Oh yeah, baby!
Cuanto más nos abrimos a vivir desde la vulnerabilidad (que es tangencialmente distinta al victimismo), es, cuando nos estamos dando la oportunidad de SENTIR PROFUNDAMENTE. Y por consiguiente vivir y aprender de manera intensa y transformadora.
En cuanto a la otra palabra, resistencia, me tiene bastante cansada (apreciación personal, of course).
Mira ésto:
🎶«Resistiré, erguido frente a todo
me volveré de hierro para endurecer la piel
y, aunque los vientos de la vida soplen fuerte
Resistiré, resistiréeeee»
¡Bajale un cambio man!
Eso es una proclama de autosufrimiento. ¡Que la vida no va resistir a nada!
Eso es muy old school, de antigua energía. El mundo está cambiando, y necesita que nuestras creencias también.
Yo sé que te habla del junco que se dobla la canción, y que eso alude a la flexibilidad... Pero, siendo honestos, me duele oírla.
Te sugiero otra perspectiva: «cambio lo que está en mis manos, y acepto lo que no puede ser cambiado».
«No rima, pero pega», como decíamos de niños.
¿Ves la diferencia?
¡Es menos judeocristiano victimista padeciente!
La vida puede ser dura o simplemente tener momentos difíciles. Tú decides.
Son actitudes completamente distintas; una es una apertura a la vida y de poder personal, versus otra de sufrimiento eterno.
Resistimos, cuando nos negamos a asumir la responsabilidad que nos toca para liberarnos de las cadenas que nos oprimen, cuando perisistimos en aquello que nos hace mal sin soltar las espinas (trabajos, relaciones, hábitos nocivos...), o cuando tomamos una actitud de lucha infinita ante el mundo.
Respondeme una cosa Esperancita, si seguís ese periplo invulnerable-resistente ¿en que momento encuentras la paz?😜
Por otra parte, te cuento otra curiosa diferencia en el uso del término. En psicología suele definirse como una cualidad que se aprende, en cambio en ecología es considerada una condición esencial.
Mmmhhh... Lo pongo en duda...
Si está en la naturaleza, está en nosotros como cualidad intrínseca... La diferencia es que la naturaleza ES, no se resiste a su propia esencia. Nosotros sí. Y a veces, podemos estar más predispuestos a escoger actuar a favor de nosotros mismos (nuestros ritmos naturales internos) o a favor de los condicionamientos. Just that!
Mas que aprender a ser resiliente, toca desaprender las barreras que nos llevan a ponernos en modo de control, para entregarnos a fluir con lo que ES tal y como se está dando.
Bien decía Buda, el hombre sufre por dos razones: por apego y por adversión. Ambas, son formas de resistirnos a la vida. Nos apegamos y aferramos a aquello que tildamos por bueno, para mantenerlo en nuestra vida, y sufrimos cuando sentimos que se nos escapa. Por otro lado, rechazamos aquello que juzgamos de malo y hacemos de todo para evitarlo en lugar de aceptarlo, y en consecuencia, padecemos.
¿Y si seguimos el ejemplo de la Naturaleza? Confiando que la cualidad de recontrituírnos ante lo que sea HABITA DENTRO.
«A lo mejor si prestamos atención descubrimos que somos resilientes, y de cada caída hemos cosechado más de una bendición.» Leer el texto completo aquí...
Al final terminó este post un poco más largo de lo que esperaba, pensando en lo curiosos que somos al utilizar las palabras...
Yo me quedo con mi definición. Es más poética y sentida, no sé cuál prefieres vos...
¿Cuál es tu verdad?
Te invito a que cuestiones todo, lo que te dicen, lo que te digo, e incluso lo que piensas... ¡Sólo así la vas a descubrir!
¿Te consideras una persona resiliente?¿Porqué?
Nos leemos en comentarios.
Con amor,
Mariana
Hoy escribe: la Premenstrual, sepan entender —que no disculpar— su humor cínico, su mirada crítica y su estilo DramaQueen. Lots of love my dear!
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